Datos para reconocer una colonia.

Amado Martínez Lebrón

Cada cierto tiempo me adentro a manera de ejercicio político en la búsqueda de información relevante para ayudarme a entender a Puerto Rico. En esta ocasión, recogí información del periodo entre 2016-2017 y además de reconocer que urge actualizar los datos disponibles, dado los cambios dramáticos que hemos sufrido en los últimos años, todo parece apuntar a que existen muchas perspectivas políticas dominantes que aspiran al poder político en la Isla, que nacen del total desconocimiento de nuestra realidad económica y social. Muchos de los proyectos políticos que pretenden apelar a “las masas”, consciente o inconscientemente, parecen pasar por alto elementos vitales de nuestra condición particular al momento de plantearse el futuro del país. Por eso, entre otras cosas, aquí trato de trazar, además del perfil general de los puertorriqueños y puertorriqueñas de hoy, algunas cualidades de nuestras relaciones sociales y los posibles vínculos que la mayoría tiene con la propiedad y las riquezas. Esta compilación de condiciones la hice usando fuentes relacionadas al gobierno pero también con estadísticas generadas por entidades privadas e independientes y que pueden ser visitadas directamente pinchando los “hyperlinks” a través del texto. Mi interés es simplemente organizar la información que nos permita construir un cuadro contemporáneo que describa a Puerto Rico de forma tal, que nos ayude a encontrar espacios de acción política desde los intereses de las mayorías y no desde nichos privilegiados por el sistema. 

Sobre la gente

A la fecha se estima que 3,195,153 personas habitan el archipiélago de Puerto Rico.[1]Desde el 1765, cuando la población de la Isla consistía de apenas 44,883 personas, la cantidad de habitantes había estado aumentando regularmente, consiguiéndose la cifra poblacional más alta en el 2000, cuando se contaron aproximadamente 3.8 millones de personas en el Censo. Desde ese punto en adelante nuestra población ha estado en la baja por primera vez en más de 300 años, pero vale la pena aclarar que si bien hay una reducción poblacional en el archipiélago, en suelo estadounidense, como veremos adelante, ese aumento de puertorriqueños ha sido consistente, como lo fuera antes en la Isla. En la actualidad la cantidad de habitantes en el archipiélago es comparable numéricamente con la cantidad documentada para principios de la década de 1980, dicho de otra forma, tenemos hoy la misma cantidad de habitantes que hace 40 años. 

En Puerto Rico, junto a una emigración de 135 mil personas el año pasado, hemos tenido más muertes que nacimientos, no sólo por las víctimas de los huracanes y la incompetencia programada del gobierno Estatal y Federal, sino también porque la población al parecer no puede o no quiere tener hijos. Quizás podríamos pensar que esto ocurre en parte porque el 40% de los habitantes se encuentra en el grupo de las personas mayores de 65 años o entre los menores de 18 años, lo que permitiría que algunas personas afirmen que existe una relación directa entre la baja tasa de natalidad y el hecho de que somos muy jóvenes o muy mayores para pensar en hijos. Sin embargo, alrededor de un millón está entre los 16 y los 40 años, lo que significa que una tercera parte de la población está en edades reproductivas. Este panorama nos permite pensar que tanto la decisión de no tener hijos, como la de emigrar con ellos, puede responder más a la percepción dominante de inestabilidad, violencia y desasosiego que a una falta de población en edad de tener hijos. 

Puerto Rico tiene una tasa de nacimientos de 7.3 personas por cada mil habitantes, lo que nos coloca entre los primeros cinco países con tasas de natalidad más bajas del mundo. Si bien los huracanes Irma y María, tuvieron mucho que ver con nuestra más reciente tasa de crecimiento poblacional, la colonia es siempre una crisis diseñada, e históricamente, esa relación de explotación que nos define como sistema político diferente al resto de los territorios de EEUU, nos ha empujado a la emigración. Desde la más reciente crisiseconómica, que despunta en el 2006, hasta los huracanes del 2017, ya más de medio millón de puertorriqueños se había ido del territorio y se calcula que para finales de 2019 se sumarán medio millón más a la diáspora. La perdida de habitantes se estimaque llegará a ser de más de un millón de personas en menos de 15 años. La gente huye de la austeridad que hoy es consecuencia de la más reciente crisis financiera, pero antes los puertorriqueños se habían ido por muchas otras razones igual de graves y opresivas.

Cuando a la pobreza se le suma la violencia estatal contra los que luchan, al punto de desarticular lo que en otros países se convierten en vehículos del diálogo y la democracia, se hace duro imaginar tener un hijo aquí. La ACLU informó recientemente que con la crisis tanto local como federal, hasta los casos de demanda contra la brutalidad policiaca y el abuso de poder, entre otras acusaciones dirigidas al gobierno, serán irremediablemente postergadas y paralizadas. Esto evidencia, entre otras cosas, que habitamos un estado de Derecho que en la práctica es un testaferro inútil. Las fuerzas represivas sin embargo, no han paralizado los arrestos ni las multas y el año pasado mataron a 19 personas usando la fuerza y otras 239 fueron lesionadas por intervenciones de la policía. Vea más aquí. La fuerza represiva sigue intacta mientras se han desarticulado las frágiles formas institucionales que tenemos para defendernos de sus abusos.

Aún con todo este panorama, existe una serie de expertos en la Isla que ha catalogado como urgente cambiar el paradigma que relaciona progreso con baja natalidad, porque, según articulan también algunos funcionarios, esto haría imposible el crecimiento económico en el futuro. Una consecuencia obvia que no se menciona cuando nos invitan a reproducirnos, y que pudiera ser una de las razones tras la campaña, sería que la despoblación y la baja tasa de natalidad junto a un país en fuga, significa, además de que no existirán personas para ser gobernadas por la oligarquía local, que se ganan la vida como políticos de carrera, que no se tendrían contribuyentes. Esto haría difícil pagar la deuda, pues no se le cobran impuestos a los que poseen más riquezas, que gozan de exenciones y subsidios entre otros privilegios económicos, sino que se le trata de cobrar al sector obrero ya severamente precarizado, quitándole servicios públicos y poniéndole más impuestos. No se les ocurre a los gobernantes de este país cobrarle la deuda a los que están disfrutando de las riquezas acumuladas por la explotación, pero eso sí, les parece importante adelantar la idea de que hace falta más actividad reproductiva entre los puertorriqueños y colocar esa idea como una fórmula para resolver la crisis.

El discurso de la necesidad de procreación se repite idéntico por Europa y Sur América, desde las voces más conservadoras de la derecha. Sin embargo, sus argumentos han sido desbancados de dos formas: 1. Estableciendo que los crecimientos poblacionales a los que estamos acostumbrados se asociaron a momentos históricos de reducción poblacional catastrófica, como fueron los “booms” poblacionales tras las grandes guerras mundiales, y no responde ya a las necesidades económicas, sociales o ecológicas actuales, y 2. Argumentando que la migración puede resolver cualquier necesidad de mano de obra si ese fuera el problema. Pero sobre todo, los expertos entienden que el principal escollo para el crecimiento poblacional, que no es para nada urgente, es la injusta distribución de las riquezas y el desempleo, y no la edad o los hábitos reproductivos de la población. 

El “debate” sobre la urgencia de tener hijos, casualmente alineado con la ideología religiosa en el poder y su campaña homofóbica, anti mujer y anti derechos reproductivos, ha estado encontrando sus espacios y siempre se usa para augurar una crisis en la actividad económica, entre otras cosas, porque se argumenta que tenemos una población con alta cantidad de ancianos. Como sugerimos arriba, el problema no podría una población envejecida y la supuesta falta de trabajadores que insinúa, ya que tenemos casi 90 mil desempleados, casi un millón de subempleados, y un 20% de la población es menor de 18 años. La baja en la natalidad a lo que responde es a la falta de oportunidades, a la emigración de familias en edades reproductivas y a la fuga junto a ellos de menores, buscando lo que se les ha quitado aquí. La falta de oportunidades a su vez es la falta de una producción local que reduzca las importaciones y promueva la creación de trabajo seguro y con remuneración ajustada a los costos de vida, algo que se hace imposible cuando las multinacionales tienen todas las ventajas y consumimos lo que le dio trabajo mal remunerado a obreros extranjeros. El problema tampoco es la falta de consumidores, sino la pobre capacidad de consumo, los bajos salarios de la mayoría en comparación con otros territorios del imperio, así como la limitada oferta de bienes, que los impuestos hacen onerosa y que Estados Unidos monopoliza. 

No hay necesidad de más gente, ni el problema es la falta de recursos, pues la crisis es más bien consecuencia, como demostraremos adelante, de la injusta distribución de las riquezas y no producto de la escasez. Con solo crear un sistema de impuestos progresivo, en donde los que más ganen (corporaciones, individuos e iglesias) más paguen, ya se estaría empezando a pavimentar un camino hacia la estabilidad económica y social. Sin embargo, se hace lo contrario, y nos imponen contribuciones regresivas como el IVU, en donde un pobre tiene que comprar alimentos pagando un impuesto que representa una parte mucho mayor de sus ingresos, de lo que representaría para una persona rica. Promover la reproducción en este contexto, sería además, crear más puertorriqueños pobres dentro y fuera de la Isla, porque las personas en edades reproductivas se encuentran en su mayoría en la pobreza si no se han ido de la Isla, y aún tras irse huyendo de la pobreza aquí, se enfrentan con la realidad de que en los Estados Unidos uno de cada cuatropuertorriqueños es pobre. Según el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico el único grupo que en proporción ha visto una menor reducción en su tasa de natalidad, ha sido el de los adolescentes pobres, lo que explica en parte que actualmente 6 de cada 10niños en Puerto Rico viva en condiciones de pobreza. Vea más sobre el tema aquí.

Quizás, para entender la baja en la tasa de natalidad, ayude saber que aproximadamente el 61.3% de los puertorriqueños y puertorriqueñas con empleo, tienen estudios postsecundarios, y de esos el 56.6% tiene un grado universitario. Con esto parece quedar sugerida una relación entre el nivel de educación, el empleo[2]y la procreación de hijos. Las estadísticas oficiales también nos dicen que tenemos una fuerza laboral con trabajo, y por lo tanto con ingresos, que se encuentra en gran medida fuera de las edades reproductivas óptimas. Aún así, insisto en aclarar que la baja en natalidad no es parte de nuestro problema económico, sino solo un síntoma menor que entiendo como un ajuste poblacional espontáneo tras una crisis concreta que fue creada con la deuda, y empujada por los desastres naturales catastróficos más recientes.

Como si fuera poco, la cantidad de adultos mayores se ha reducido. Para diciembre del 2018, según la Oficina del Censo, 52 mil personas tenían más de 85 años, y medio millón formaban el grupo de personas con más de 60. En el 2017 las personas que eran mayores de 60 años eran mucho más, alcanzando los 843,829 al mismo tiempo que el 20% de la población era menor de 18 años como todavía lo es hoy. La edad media en Puerto Rico actualmente es de 41 años y la cantidad de personas mayores de 65 es igual a la cantidad de los menoresde 18. 

En toda Europa la edad media de la poblaciónestá sobre los 42 años y el país europeo con la población más joven es el Reino Unido con una media de 40. En EEUU, la edad media de la población es de 37.6 años y en África, además de encontrarse los países más pobres del mundo, se encuentran 20 de los 25 países más jóvenes, con una media entre 15 y 18 años. Este panorama deja claro que nuestra población comparada con la del mundo no está especialmente vieja y que los países occidentales industrializados, tienen una población con edad media alta, porque igual que en Puerto Rico, se ajustan a sus respectivas crisis. 

Finalmente, podemos asegurar que existe suficiente fuerza laboral tanto aquí como en los países del mundo que tienen poblaciones de mayor edad, como para evitar cualquier crisis poblacional del futuro. Subrayamos para redondear, que la baja natalidad tampoco es una cosa exclusiva de los países con mucho desempleo o menor crecimiento económico. En definitiva, no se puede pretender resolver la inestabilidad social, política y económica que atravesamos, dictándole a las mujeres, como si fueran un recurso más para la explotación, lo que deben hacer con sus cuerpos. Mucho menos entiendo justo aceptar que de alguna manera sea nuestra culpa la crisis que sufrimos porque exista gente que crea que no nos reproducimos lo suficiente desde sus creencias religiosas, homofóbicas y machistas. 

Las más pobres: las mujeres y la afrodescendencia

El 52 porciento de la población de Puerto Rico son mujeres, lo que es una proporción bastante común en el planeta. El 94% de nuestra población cree que pertenece a una sola raza: solo el 6% de los puertorriqueños piensa que es una mezcla de más de dos. El 69% se considera blanca y un 9.8% se clasifica como negra o afroamericana. El .8%de la población de Puerto Rico, o alrededor de 27 mil personas, son blancas no hispanas/latinas. 

Si bien la lucha de las mujeres ha conseguido éxitos cuantificables en cosas como su capacidad para defenderse del machismo institucional y doméstico, todavía no existe equidad económica y política y esa desventaja se agudiza cuando desde los principios sociales del machismo se margina a la comunidad LGBTTQ. Sin embargo, todavía por debajo de muchas desventajas asociadas al machismo, está el estigma de la raza. La raza sigue siendo la desventaja heredada, o de nacimiento, más grave en Puerto Rico. En la Isla el abismo económico entre los colores de piel evidencia el lastre histórico de la esclavitud y aún cuando la mayoría no lo reconozca o no le dé la importancia que merece, sigue siendo un serio problema desde muchos ángulos, pero más que nada desde el punto de vista de la distribución de las riquezas. Según el Informe de Desarrollo Humano del Instituto de Estadísticas:

En Puerto Rico se dice que no existe el racismo, pero la realidad es que los grupos pertenecientes a la población negra están sobrerrepresentados entre los pobres […] En el municipio de San Juan 36,698 personas se identificaron como negras y entre estas la tasa de pobreza era de 53.7%, mientras que la del municipio estaba en 39.4%. En los residenciales públicos 19% de la población se identificó como negra (United States Housing and Urban Development o HUD, 2013). 

En nuestra sociedad las mujeres y la comunidad afrodescendiente sufren la mayor explotación y marginación de entre toda la población, desde el nacimiento. De las personas bajo el nivel de pobreza las mujeres son la mayoría, pero además, dentro del sub-grupo de los más pobres entre los pobres, las mujeres son el 51%. La población afropuertorriqueña, de otro lado, en el mismo segmento, tiene una representación del 58%. En EEUU, y es necesario decirlo porque en Puerto Rico esos datos no se recopilan, y no se distingue la raza en las estadísticas del Departamento de Corrección, pero sí la religión, si bien la comunidad afroamericana representa alrededor del 20% de la población, constituye el 60% de los presos estadounidenses y eso no parece ser distinto aquí.

En Puerto Rico el 15% de la población penal está sumariada, lo que significa que está presa por no poder pagar fianza. Esto claramente relaciona a la pobreza de forma directa, además de con la raza, el hambre, las enfermedades y la falta de acceso a la educación y el poder político, con los castigos y las prisiones. Otra cosa que demuestra la violencia clasista del sistema es que el porcentaje más alto de los delitoscometidos por los presos (32.28%) corresponden a los que van en contra de la propiedad, lo que por lo general significa robo de persona a persona, mientras que el lavado de dinero, la malversación de fondos públicos, el robo político que llaman corrupción, la venta y emisión ilegal de bonos, y la pederastia de los religiosos, no tienen representación en las prisiones. 

Sobre la casa, la cárcel y el trabajo.

Según los datos más recientes publicados por la oficina del Censo del gobierno estadounidense[3], existen alrededor de 1.2 millones de hogares en Puerto Rico, y en ellos se recoge casi el 90% de la población. El 44.6% de esos hogares no tiene una fuente de ingreso por trabajo. Alrededor de 40 mil personas no habitan una casa, lo que incluye pero no se limita, a 4,418 personas sin hogar; 12,381 confinadas y confinados; y más de 5 mil soldados. Tras el huracán María se calculó en un memento que el 10% (alrededor de 100 mil) de los hogares puertorriqueños quedaron inhabitables, al mismo tiempo que se estima que existen alrededor de 300 mil propiedades habitables que se encuentran desocupadas en la Isla ya sea por expropiaciones de bancos, falta de herederos o pleitos entre estos. 

Un hogar promedio en Puerto Rico consta de 2.8 personas. Un 69% de los hogares está habitado por familias, 39.2% de esas familias están compuestas por una pareja casada, 23% son hogares en donde una mujer es jefa y 26.7% son hogares de una sola persona. Entiéndase, que dentro de los 1.2 millones de hogares que existen, más de 32 mil individuos viven solos y más de 29 mil familias son mantenidas por mujeres. 

Aquí me parecería importante señalar que si bien se ha reducido la cantidad de mujeres que son jefes de familia respecto a estadísticas de años anteriores, siguen siendo una fuerza significativa en la economía familiar y podrían ser más de las que se estiman si se pudieran contar todas las actividades de la economía subterránea. Vale recordar igualmente que sufrimos otras formas de crisis que afectan el núcleo familiar y por lo tanto, el rol de las mujeres al interior de los hogares, y esto merece más estudio. Por ejemplo, Puerto Rico es un país violento en general y la mayoría de los que mueren asesinados son los hombres. El 80% de los puertorriqueños asesinados son hombres entre las edades de 10 y 39 años.  

Del total de homicidios en la Isla entre el 8 y el 12% son mujeres y de estos, en la pasada década, un promedio del 30% fueron mujeres asesinadas por sus parejas. En el 2018, se reportaron 27 casosde mujeres asesinadas, algo que supera el promedio de 17 que había dominado la pasada década (2005-2014). La última vez que asesinaron a tantas mujeres como el pasado año, fue hace 10, durante el 2008, cuando hubo 26 casos de feminicidios. 

Durante toda la década de 1990, entre 30 y 39 mujeres murieron a manos de sus parejas, mientras que en la década del 1980, entre “crímenes pasionales” y casos de violencia doméstica, murieron más de 50 personas cada año. Sin duda, si hoy podemos notar una reducción en los asesinatos de mujeres es gracias a la lucha histórica de las puertorriqueñas. Vale subrayar además, que los años con mayor feminicidios, han sido también los años en que las crisis económicas y sociales han tenido un punto de inflexión dramático y cuantificable. Vea más aquí, y aquí. Todo apunta a que la tendencia a la reducción de asesinatos de mujeres es proporcional a sus victorias políticas y culturales, lo que prueba que las luchas feministas han sido efectivas.

En Puerto Rico la cifra de asesinatos en general, ha llegado a alcanzar cerca de las mil personas más de una vez en nuestro pasado más reciente. Entre el 2000 y 2006, se contaron más de 800 homicidios al año. En el 1993 se reportaron 954 y en el 1994 los homicidios ascendieron a 995, aún cuando se tenían en ese contexto a más de 18 mil policías para tratar de evitarlos.[4] La cantidad de personas que mueren abaleadas le ha conseguido a Puerto Rico el décimo puesto en el mundo, con17.1 asesinatoscon arma de fuego por cada 100 mil habitantes en el año 2016.Vea más aquí.

El asesinato entre los hombres, así como la cualidades demográficas de la población penal, son variables importantes al momento de interpretar las estadísticas que se refieren a la constitución de los hogares puertorriqueños, porque si bien los hogares no tienen que incluir o necesitar a un hombre para funcionar, la ausencia de hombres en estos en muchos casos es consecuencia de la desigualdad social que le impone al hombre la pobreza y no necesariamente una cualidad inherente a los humanos machos. La muerte, la cárcel, el ejército, la miseria que implica depender del gobierno o de los subempleos de empresas extranjeras, son algunas de las alternativas básicas que se tienen que aceptar de forma desproporcional por haber nacido en la pobreza. A veces se tiene la educación como salida, pero el acceso a una educación que nos permita obtener una ventaja que nos separe de la masa solo suele ser posible para individuos por encima del promedio en alguna materia, en algún deporte o en alguna habilidad artística. 

Una forma de entender cómo se relaciona la pobreza con la opresión, y cómo es que se constituyen los hogares más pobres, sería conocer el perfil de los confinados en Puerto Rico. De salida lo que primero destaca es que de la población total de confinados solo son mujeres el 3%.  De los hombres confinados el 33% está en una unión consensual (3,929), y el 7% esta casado (843)”. Además, el 54.94% o 6,634 de los hombres encarcelados tiene entre 1 y 5 dependientes. Por lo tanto, si sumamos la cantidad de hombres asesinados a la cantidad de hombres en la población penal podríamos quizás empezar a relacionar su ausencia en los hogares a las consecuencias de ser pobre. Nos parece igual de importante apuntar que cerca de 163 personas fueron privadas de su libertad por deudas de pensión alimentaria (1.7%) y que 884 hombres están presos por violencia doméstica (7.32%). Vea más aquí.

Sobre la cárcel, lo que más merece la pena subrayarse es que la principal razón para estar preso en Puerto Rico es la pobreza. Esto queda en evidencia, entre otras cosas ya mencionadas, porque el 54.8% de los confinados vivía antes de ingresar a prisión en barrios o barriadas, lo que podría explicar también que el 23% de la población penal se entienda como propietaria o dueña de una casa. El 19.3% de los confinados vivía en urbanizaciones y el 18.2% vivía en residenciales públicos. Respecto a su educación, debe señalarse que la inmensa mayoría de los confinados (el 93%), estudió en escuela pública pero solo el 38% se graduó de cuarto año; y como vimos arriba, la mayoría de los trabajadores que tienen empleo actualmente, tienen educación postsecundaria, lo que explicaría también que el 57% de los presos estuviera desempleado cuando fue condenado a la cárcel.  

En el tema de los hogares, el 68% de los 1.2 millones que existen en la Isla, son propiedad privada de individuos, y aunque parezca ser un segmento amplio, en gran parte son personas que viven en barrios rurales, barrios urbanos o barriadas, con titularidad compartida, en fideicomisos, insegura, o vulnerable, mientras el resto de los propietarios serían los que abonan a una hipoteca. El 31.5% de las familias vive pagando alquiler con renta media de 464 dólares mensuales por unidad de vivienda. El valor medio de una casa privada es de 115,000 dólares y el pago de hipoteca tiene la media en 888 dólares mensuales.[5]Para casi 2 millones de puertorriqueños con ingresos por debajo de los mil dólares mensuales comprar una casa sería impensable, pero igualmente no deja de ser difícil pagar un alquiler en estas condiciones. 

Sin embargo, según el Banco Mundial, “…el Producto Interno Bruto de Puerto Rico… [lo] situaría en el puesto 37 si fuera un estado, por encima de lugares como Nuevo México, Dakota del Sur y New Hampshire, según datos de la Oficina de Economíade Estados Unidos…”. Puerto Rico con su Producto Interno Bruto (PIB) ascendente a 127 mil millones de dólares al año, ocuparía la posición 81en el mundo, dentro de una lista de 227 países. Al mismo tiempo en Puerto Rico según las cifras oficiales más del 44.9% de la poblaciónestá bajo el nivel de pobreza. 

La pobreza se define como la cantidad de ingresos anuales mínimos, necesarios para garantizar la supervivencia y/o reproducción de una persona o un grupo familiar. Los límites de la  pobreza los determina en nuestro caso, no el gobierno local, sino el gobierno de Estados Unidos. Se define como pobre, con diferencias leves entre los territorios, a toda persona que gane menos de 12 mil dólares al año si vive sola, a toda pareja que gane en conjunto menos de 16 mil dólares al año, a las familias de 3 que ganan menos de 20 mil; a las familias de 4 que ganan menos de 24 mil dólares anuales y así por el estilo, ajustando los límites a partir de la cantidad de miembros en la familia y la suma de sus ingresos.

Los límites de la pobreza establecidos por el estado han variado poco en casi más de una década. Es importante entender que con estos límites es que se definen los accesos a ayudas económicas del gobierno, que buscan reparar las desigualdades creadas por el sistema. Igualmente no ha variado el salario mínimo federal desde el 2009, y si bien el mínimo es de 7.25 la hora, la mayoría de los estados de los Estado Unidos lo han subido por cuenta propia, como consecuencia de la acción política directa de sectores vinculados a la lucha obrera, o a través de consultas democráticas, como hicieron en Arkansas y Misuri.  Arizona, California y Massachusetts tienen salarios mínimos entre 11 y 12 dólares la hora e inclusive en los estados más pobres de la nación se aumentará estatalmente hasta en un dólar el salario mínimo este año. Vea más aquí.

En lo que respecta al mercado laboral en la Isla, de las 990 mil personas con trabajo según estadísticas oficiales que sin duda merecen revisión, 820 mil son asalariados y 21 mil de esos asalariados son pobres.La media de ingresos para una familia en Puerto Rico está en los 3,190 dólares mensuales o 38,287 dólares al año, pero más de la mitad, o alrededor de 1.6 millones de personas, gana menos de 12 mil dólares al año. En Estados Unidos el ingreso medio es casi el doble: 60,336 dólares al año, y tiene un índice de Gini de .41. 

El índice de Gini se define como el resultado de una ecuación que resume la desigualdad económica a una fracción ubicada entre el cero y el uno. En el índice de Gini el uno (1.0) equivale a la desigualdad perfecta, en donde solo una persona posee todas las riquezas existentes; mientras el cero, en el otro extremo, representaría la distribución de los ingresos entre todas las personas por partes iguales. Puerto Rico con su índice de Gini en .559 quedó en la posición número tres entre los países con más desigualdad en el mundo y entre los territorios de EEUU es el primero. Esto significa que cada vez menos cantidad de personas tienen más riquezas, o diciéndolo desde otro ángulo, significa que cada día que pasa, más personas se suman al grupo de los pobres en la Isla.Si se plantean los datos recogidos tras el huracán Maríase puede inclusive llegar a estimar el porcentaje de la población que está bajo el nivel de pobreza en un 52.3% o quizás más:

… es posible que las 254 mil 905 personas que tenían un ingreso entre 25 y 50 por ciento superior al nivel de pobreza también caigan por debajo, lo que potencialmente puede llevar la tasa hasta 59,8 por ciento

Dicho todo esto, nos parece necesario recapitular diciendo que en Puerto Rico desafortunadamente no se ha conseguido hacer una lucha por poder político que asuma el trabajo de erradicar la pobreza como prioridad, ni a los sectores que mejor la representan, o mínimamente que asuma como identidad la lucha por un salario mínimo decente. Pero peor aún, la Junta de Control Fiscal aboga inclusive por la reducción a casi la mitad, del salario mínimo para los menores que trabajan. Entendemos que en Puerto Rico no se ha podido enmarcar la lucha política en un interés de clase, de base laboral, entre otras razones, porque además de que tenemos dos terceras partes de la población desempleada, ya sea por ser muy joven, por ser muy mayor o por estar incapacitada, desde el 2008 alrededor de 180 mil personas trabajaban por cuenta propia, con relativo éxito. Trabajar por cuenta propia rompe con la organización tradicional del taller laboral, lo que de salida dificulta que este sector se vea con la posibilidad de interactuar lo suficiente como para organizarse y reclamar acción pública sobre la base de problemas comunes. Si bien se tratan de definir como empresarios, en su mayoría los cuentapropistas son trabajadores autoexplotados. Los que trabajan por cuenta propia, además de identificarse con el proyecto económico de los sectores dominantes, tienen ingresos inestables y muchas veces no cuentan con beneficios laborales que tendrían en puestos asalariados que ofrecen el mismo servicio dentro de las grandes empresas.

Como si fuera poco, de las aproximadamente 990 mil personas con empleo en Puerto Rico, más de 820 mil dependen de un salario fijo establecido por un patrono y el mercado laboral de una colonia. Entre 90 y 115[6] mil son empleados del gobierno (“No hay manera de saber cuántos empleados públicos trabajan.” Noticel 8/16/2018), mientras el sector privado emplea a 621 mil personas. Esto demuestra que el sector laboral con garantías como retiro, vacaciones, plan médico, entre otros beneficios, es cada vez más pequeño. Hace apenas 10 años atrás el gobierno empleaba a más de 300 mil personas y el sector privado a más de 692 mil

Comparado con los cincuenta estados de la nación Americana, Puerto Rico sería el que tiene en proporción a más personas por debajo del nivel de la pobreza, pero también el que paga más impuestos directa o indirectamente. El proteccionismo del mercado estadounidense en su cara imperialista crea una capa adicional de explotación capitalista exclusiva de la colonia. Por lo tanto, sin tener derecho a votar por el Presidente o el Congreso, no que queramos, sino para subrayar la desigualdad, estos deciden nuestro futuro e imponen desde las leyes de cabotaje hasta la ley PROMESA. Las exenciones contributivas a corporaciones extranjeras, los subsidios, los incentivos a los dueños absentistas, los bonos de triple exención garantizados por la Constitución y solo para extranjeros, así como impuestos regresivos como el IVU, uno que pagaremos por décadas para que un puñado de bonistas foráneos puedan cobrar una deuda extra constitucional, entre otras cosas, definen claramente las desigualdades especiales de un territorio colonial como Puerto Rico. La colonia es una carga económica desproporcional, una condición definida sobre todo por un nivel adicional de explotación capitalista que ejecuta la metrópolis sobre un territorio dominado a la fuerza. 

En más de 35 pueblos de Puerto Rico, en su mayoría rurales, el 50% o más de la población, está bajo el nivel de pobreza. El 21% de la población tiene algún tipo de incapacidad. El 43% de los hogares vive con solo un ingreso por Seguro Social, con una cantidad media de 12 mil dólares al año, o alrededor de 1,000 dólares mensuales. El 15.9% de los hogares recibe dinero de algún plan de retiro, con un ingreso medio de 16 mil dólares y de los 1.2 millones de personas que reciben ayuda del gobierno 185,000 tienen empleo. El 38% de la población recibe ayuda federal del PAN, y vinculados a estos se encuentran más de 443,000 menores. 

Según estimados del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, en Puerto Rico, a diciembre de 2018, existía una fuerza laboral (la suma de empleados y desempleados) de 1,079,796, de un total de aproximadamente 3.2 millones de habitantes. Esa cifra un año antes, era de 1,095,052. En diciembre de 2017 habían en la isla 119,918 personas desempleadas, y un año más tarde, en diciembre del 2018, se calcularon en 89,429. En el mismo periodo en que disminuyó en 30 mil personas el desempleo, y en 15 mil personas la fuerza laboral, Puerto Rico perdió 135 mil habitantes. 

Sobre las tierras.

El área total de Puerto Rico equivale a 2,254,365[7]cuerdas. Al 2014 existían más cuerdas de terreno destinadas a la conservación ecológica, (32%), que tierras usadas para la agricultura (menos del 28%). Más del 1% del territorio es agua. Alrededor del 36% del país está urbanizado o está en construcción.[8] Hoy día bajo el control antidemocrático de la junta y la crisis creada por la deuda, todo lo que compone, produce o maneja el país está en riesgo de pasar a manos privadas. En ese contexto, se ha empezado a discutir el tema de la posible perdida de patrimonio cultural y naturalen Puerto Rico y aquí trataré de poner este asunto en perspectiva. 

El primer problema que nos salta a la vista sería definir los términos de patrimonio y cultura, y si bien no pretendo hacer eso aquí, el fin de definirlos sería decidir lo que en la Isla se entiende como propiedad patrimonial no negociable. El segundo problema sería que como colonia, aún si llegáramos a estar de acuerdo en una definición de patrimonio, no contamos con los recursos legales para defender lo que por costumbre, cultura, tradición o necesidad ecológica, lleguemos a entender como patrimonio no negociable. La propiedad de tierras, así como la del agua, edificios y hasta obras de arte, está en peligro de perderse ante la amenaza de los acreedores y uno de los principales problemas es nuestra incapacidad para defendernos por las vías que provee el mismo sistema colonial, de la venta de estos activos. Nuestro derecho a la propiedad parece ser un espejismo. 

Como si no fuera suficiente, recientemente el World Bank Group, calificó a Puerto Rico como uno de los países con el peor sistema para registrar las propiedades inmuebles en el mundo.[9]Como demostraron los desastres naturales más recientes y la perdida de hogares de miles de familias por no poder reclamarle a FEMA, muchos habitantes de tierras y casas en Puerto Rico no poseen ningún tipo de documento oficial que pruebe que sus tierras o las estructuras en ellas, son su propiedad. Al mismo tiempo que los inmuebles de miles de personas se ven amenazados y en muchas instancias cientos de puertorriqueños han perdido sus casas y tierras irremediablemente, o la capacidad de especular con ellas, otras entidades, todas corporativas y multimillonarias, van copando tierras de primer orden, apoyadas por el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio de Puerto Rico y la Administración de Tierras, entre otras agencias del gobierno. 

Según el Censo de Agricultura más reciente[10], entre el 2007 y el 2012 solamente, las fincas de 9 o menos cuerdas de terreno se redujeron en un 30%, mientras que las fincas de entre 1,000 y 2,000 cuerdas aumentaron en un 90%. Aquí sería importante decir que en la Isla hay un límite constitucional sobre la propiedad de tierra de 500 acres o 515 cuerdas. De igual manera, las fincas que generan más de 60 mil dólares al año aumentaron en un 10%, mientras que las que generan entre 40 mil y 59 mil dólares aumentaron en un 40%. La tierra y por supuesto lo que llaman la agricultura en Puerto Rico, está controlada por grandes empresas multinacionales y latifundistas, y esto no redunda en menos importaciones, lo que es el propósito tras apoyar la producción local, porque muchas de ellas no producen alimento, sino que son empresas que experimentan en nuestras tierras productivas con el fin de diseñar semillas, fertilizantes y sistemas de control de plagas. Como menciona una de las investigaciones del periódico La Perla: “Monsanto [adquirida ahora por DuPont], Syngenta Seeds, Dow AgroSciences junto con Mycogen Seeds, DuPont Pioneer y su matriz DuPont, Bayer Crop Science y AgReliant Genetics controlan cada una más de los 500 acres permitidos por la Ley de Tierras y la Constitución de Puerto Rico.” Además de tierras, estas corporaciones controlan los incentivos del gobierno y reciben subsidios del Departamento del Trabajo, del Departamento de Agricultura y construyen sus instalaciones con fondos de la Compañía de Fomento Industrial y sobre tierras de la Administración de Terrenos.[11]

En el mismo periodo recogido por el Censo de Agricultura, la compra de fertilizantes en la Isla aumentó en un 75% y la compra de productos químicos diseñados para la agricultura, subió en casi un 150%. Esta forma de producir en las mejores tierras del país, no solo contamina el aire y el suelo, sino que afecta inclusive el agua, prometiendo serios problemas en el futuro. Si bien no contamos con un censo más reciente, la Administración de Desarrollo Económico (PRIDCO), informa en su página, que actualmente 12 de las 20 principales farmacéuticas del mundo están aquí, y existen 49 instalaciones alrededor de la Isla. Pero más importante sería señalar que en su listado se suman todavía más empresas de biotecnología de las recogidas en el Censo: Rice Tech, BASF Agrochemical, entre otras. Más multinacionales se han sumado al acaparamiento de las mejores tierras productivas de la Isla para hacer experimentos con semillas transgénicas adaptadas a pesticidas terriblemente tóxicos en los últimos años, lo que no solo está afectando la tierra hoy, sino que inclusive, afectará su uso en el futuro, aún cuando se fueran. 

De otro lado, según el “Institute for Justice”, Puerto Rico tiene la peor calificación posible en leyes de expropiación forzosa. Lo que esto significa, según el estudio publicado a finales del año pasado, es que en la Isla abundan casos de expropiación que en todo EEUU serían considerados ilegales y con la implementación de leyes recientes apoyadas por el gobernador Rosselló, esta condición se agudiza mucho más. Se han hecho expropiaciones forzosas cerrando negocios operantes y arrebatando terrenos en donde existían viviendas en perfectas condiciones, habitadas y legales, para construir centros comerciales, viviendas lujosas, hoteles y empresas millonarias, cuando el fin de las expropiaciones del Estado debería ser la satisfacción de una necesidad colectiva apremiante. En la Isla, según el Institutocitado, los municipios han sido los que más han expropiado tierras amparados en poderes y ejecutando órdenes que en EEUU serían delitos. 

Si bien de un lado, en la Isla la mayoría de la tierra Agrícola está ocupada por empresas extranjeras, muchas apropiándose de manantiales y recursos acuíferos ilegalmente; del otro lado, las tierras catalogadas como protegidas o como reservas ecológicas, son realmente propiedades federales y esto no necesariamente significa que se mantienen sin explotar porque se entienda su valor ecológico, sino que se restringe su uso para disponer de ellas cuando le sea necesario a los intereses de Estado Unidos. En tierras protegidas como el Yunque y Toro Negro, por dar un ejemplo, no se puede sembrar ni vivir, pero el gobierno federal lo usó para probar armas de guerra.

Actualmente del total de proyectos en desarrollo sobre terrenos públicos, el 36.84% es turístico, con una proyección de construcción que promete un total de 770 habitaciones nuevas en los próximos años, destacando el hecho de que en Vieques solamente, se plantea la construcción de 4 hoteles, y que como siempre, serán para el beneficio de empresas subsidiadas, que dirigirán los proyectos con el fin del lucro privado. De otro lado, según la Administración de Terrenos, el 54.14% de los planes de desarrollos diligenciados por la agencia, estarían clasificados como proyectos de energía renovable. Aquí vale aclarar que no se enumera ni se mencionan o describen, en los informes de la Administración de Terrenos, ni un solo ejemplo o plan, asociado a la energía renovable. Solo un 6.58% de los terrenos públicos está destinado para uso institucional y/o salud. Vea más aquí.

Sobre la migración y algunas conclusiones políticas generales.

Si hablamos de migración en Puerto Rico, según el buró del Censo de Estados Unidos, 5,588,664 personas se identifican como puertorriqueños en los Estados Unidos, entiéndase, que casi 6 millones de puertorriqueñosviven fuera del archipiélago. Apenas en el 2010, eran 4,691,890 y en el 1970, 1.4 millones. Eso es solo en lo que respecta a la cantidad de personas que se van de Puerto Rico, y asumen la identidad puertorriqueña para caracterizarse, pero al suelo puertorriqueño también llegan personas a vivir. 

De acuerdo con el estudio “Situación socioeconómica de la población dominicana en Puerto Rico”, para el Censo de Población de 2000, el 1.5 por ciento de las personas en esta isla del Caribe se identificó como dominicana, mientras que para el periodo 2011-2015 este porcentaje se incrementó a 1.8%.

Los dominicanos en Puerto Rico para el 2000, se calculaban en 57 mil personas. En el 2015 ascendieron a 61 mil en las cifras oficiales. Pero según estimados del Consulado dominicano en Puerto Rico, con los dominicanos que se encuentran fuera del sistema y sus registros, la cifra podría alcanzar hasta las 100 mil personas. Aquí me parece importante mencionar que fuera del territorio de la República Dominicana, que tiene una población de casi 10 millones de habitantes, viven 2.1 millones de dominicanos, eso incluye a EEUU con 1.8 millones, pero también a España en donde son más de 100 mil, México con cerca de 85 mil y Puerto Rico, oficialmente con más de 60 mil, entre otros 16 países. Cuba, que tiene una población cercana a los 11 millones de personas, reporta que existen 1.6 millones de cubanos fuera del territorio o alrededor del 13% de su población. Cuba si bien es un caso especial, dado el bloqueo económico y político impuesto por EEUU, comparte junto a las demás Antillas Mayores las diferencias con Puerto Rico respecto a sus respectivas diásporas. Haití tenía para el 2017, 1.3 millones de personas repartidas por el mundo con 55% de ellos viviendo en EEUU, 27% en República Dominicana y un 8% en Canadá. Jamaica con una población de 2.6 millones, tiene en el extranjero a 1.1 millón de personas o el 38% de su población, lo que quizás es el porcentaje más alto de emigrantes en las Antillas Mayores después de Puerto Rico. Los jamaiquinos van principalmente a EEUU en un 70%, y a Canadá y Reino Unido en un 13% respectivamente. Vea más aquí.

En la lista a nivel mundial, de países con mayor porcentaje de emigrantes, destacan varios del Caribe, en especial de las Antillas Menores. Entre los primeros están Antigua y Barbuda con un 49% de su población viviendo fuera de su territorio; Granada y Guyana, ambas con 62% de su población fuera del país; San Kitts y Nevis, con 69%;  y uno de los más altos sería Dominica, con el 96% de su población en la diáspora. Puerto Rico tendría aproximadamente un 200% de su población fuera del territorio. Este porcentaje aún así, parecería conservador si anotamos que solo estamos haciendo el cálculo contando los casi 6 millones de Puertorriqueños en EEUU, por la incapacidad que tenemos de calcular la presencia de puertorriqueños en otros países. Puerto Rico tiene una emigración que está muy por encima del 80% que sufre Palestina, o del 37% de Siria, ambos países inmersos en largos y graves conflictos militares. 

El asunto de la migración significa de salida, que al momento de entender la población de Puerto Rico, así como al tiempo de articular alternativas políticas, se hace cada vez más difícil reconocer intereses comunes a toda la población que se identifique como puertorriqueña o que se vea afectada por esa definición, como es el caso de los migrantes en la Isla. Cada vez cuesta más agruparnos desde condiciones o identidades sociales, culturales o políticas. Esto no es solo un problema cuando hablamos del asunto ampliamente problemático de la identidad puertorriqueña en sí, sino que es difícil asumir portavocía de la mayoría de los habitantes de nuestro archipiélago porque como en todas partes del mundo, nuestra población no es un fenómeno homogéneo ni pensamos que debería serlo. 

Sin embargo, en Puerto Rico sí tenemos una cualidad que nos define mejor que cualquier otra y esta sería la pobreza y la desigualdad que sufrimos si nos comparamos con el resto de los territorios de EEUU. Dada la gran brecha entre ricos y pobres que caracteriza nuestra población, así como la magnitud del grupo de puertorriqueños y puertorriqueñas que habitan la pobreza dentro de un país con un Producto Interno Bruto alto,  un proyecto político que se limite al asunto racial, de género, de estatus o de cualquier otra identidad social o política, me parece que terminará apelando solo al sector más privilegiado económicamente en la Isla. Por eso hoy día podríamos aspirar a tener políticos electos de cualquier raza o género, pero por dar un ejemplo,  sería imposible imaginar a un pobre que llegue a la gobernación siendo pobre. Hemos tenido mujeres en la Fortaleza y en muchos puestos de poder, hemos tenido candidatos relevantes a puestos electivos que son negros o de la comunidad LGBTTQ, pero lo que no se ha podido encontrar es a un representante directo de los más de 2 millones de  pobres en la Isla, aspirando realistamente a un puesto electivo desde los intereses de ese sector y articulando, no como intelectual o socialista obrero, sino como pobre, la necesidad de redistribuir las riquezas y erradicar la pobreza. 

Este panorama que he tratado de resumir para ayudarnos a vernos con claridad, ya en la línea personal, me lleva a pensar que solo la lucha por reparar la desigualdad económica tanto a nivel nacional como individual, podría tener la capacidad para recoger los intereses de la inmensa mayoría de los y las puertorriqueñas. Pero por lo mismo, encontraría su primer escollo en que carecerá del apoyo económico necesario para prevalecer bajo las fórmulas democráticas que existen al momento. La desigualdad económica es la razón que separa a la inmensa mayoría de los puertorriqueños y puertorriqueñas del poder político y ese reclamo no parece tener aún una portavocía clara en Puerto Rico. 

La argumentación nos lleva sin remedio a concluir que si bien la mayoría de la gente que habita  en Puerto Rico es pobre o cerca de serlo, los intereses que dominan nuestra sociedad son los intereses de multimillonarios que no viven en el territorio y esa relación es la crisis. Desde intereses contrarios a los nuestros se decide el curso político de la Isla en el Congreso estadounidense y para beneficio de las empresas, corporaciones, inversionistas, individuos y bancos, que actúan como los donantes políticos de sus miembros. Este panorama nos lleva a reconocer además, que la relación colonial, es la condición que dentro del capitalismo mundial, más nos diferencia y caracteriza. Las consecuencias síquicas, morales o políticas que se desprendan de nuestra posición como individuos conscientes del régimen colonial, dependerán de muchas cosas, y entre esas cosas estará siempre la idea de que somos una identidad definida por una cultura y un lazo afectivo a una tierra. Sin embargo, diseñar un rumbo político que beneficie a la mayoría desde una unidad sentada sobre nuestro lazo afectivo con la tierra y la cultura, será y ha sido extremadamente difícil para los y las puertorriqueñas. Por lo tanto, y en conclusión, un proyecto político que busque reunir a la mayor cantidad de personas en el país tendrá que asumir la lucha contra la desigualdad económica como principio y promover la redistribución de las riquezas desde la urgencia irreductible del beneficio general, porque lo que nos define mejor como grupo es sin duda la explotación colonial impuesta por el gobierno estadounidense y la necesidad de zafarnos de esa explotación para sobrevivir. 


[1]Annual Estimates of the Resident Population for the United States, Regions, States, and Puerto Rico: April 1, 2010 to July 1, 2018. (NST/EST2018-01) U.S. Census Bureau, Population Division. Release Date: December 2018. 

[2]Departamento del Trabajo y Recursos Humano. Empleo y Desempleo en Puerto Rico: Encuesta del grupo trabajador. Diciembre 2018.

[3]Annual Estimates of the Resident Population for the United States, Regions, States, and Puerto Rico: April 1, 2010 to July 1, 2018. (NST/EST2018-01) U.S. Census Bureau, Population Division. Release Date: December 2018. 

[4]PolicíadePuertoRico,Asesinatosyhomicidiosvoluntarios,DatosRevisadosanualmente.InstitutoDeCienciasForenses,Homicidios.DepartamentodeSalud,InformedeEstadísticasVitales1980-1999. InstitutoDeEstadísticasYDepartamentodeSalud,NuevasEstadísticasdemortalidad,2000-2008.

[5]U.S. Census Bureau, 2013-2017 American Community Survey 5-Year Estimates.

[6]Departamento del Trabajo y Recursos Humanos. “Empleo y desempleo en Puerto Rico.” Encuesta del Grupo Trabajador. Diciembre 2018. Pág. 14. 

[7]  USDA National Agriculture Statistics Service. Censo agricultura Puerto Rico 2012

[8]Mapas Diagnósticos: Memorial del Plan de Uso de Terrenos. Junta de Calidad Ambiental, 2014.

[9]Declaración de Motivos de la ley número 20 del 2015: Ley del registro de la propiedad inmobiliaria del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

[10]Puerto Rico
Island and Municipio Data. Volume 1 • Geographic Area Series • Part 52 AC-12-A-52. Issued June 2014, United States Department of Agriculture Tom Vilsack, Secretary National Agricultural Statistics Service.

[11]Eliván Martínez Mercado. Periódico La Perla. “Semilleras ya controlan 6,591 cuerdas entre Guayama y Juana Díaz.” Miercoles, 22 de marzo de 2017. https://www.periodicolaperla.com/segunda-parte-semilleras-ya-controlan-6591-cuerdas-guayama-juana-diaz/


Amado Martínez Lebrón

Trabajo Plástico, Conceptual y Escrito